25 marzo 2009

EL día en que tuviste que irte

Te miraba mientras veía como el bus nos alejaba y recordaba otros momentos en que también te veía marchar y me preguntaba ¿cuantas veces tendremos que pasar por esto?

Las ganas de llorar me invadieron, pero no llore..

Intente pensar en otra cosa, pero no pude, solo podía pensar en ti y en que esta noche no estaríamos juntos, tomando café, cenando o durmiendo.


Y otra vez me invadieron las ganas de llorar...

No hace mucho que te fuiste, pero ya te extraño...

Al regresar lo único que esperaba era verte de pie en la parada de buses, con tus manos metidas en tus bolsillos, y en tú lindo rostro una expresión seria, esperando por mí, para que tu rostro se ilumine con una hermosa sonrisa, pero sabía que no estarías allí, no hoy, pero con todas mis esperanzas deseo que otro día si estés ahí.


Caminaba hacia mi casa y esperaba verte en cada esquina, te buscaba en cada semáforo esperando encontrarte haciendo lo mismo, pero sabia que era imposible, ya te habías ido...

Llegue a mi casa y me senté a esperar a que me vinieras a buscar, pero sabia que no llegarías...

Ahora me encuentro triste, dolida y esperando a que el teléfono suene y que el que hable del otro lado seas tu y así sentirme mejor.

Pero tengo el consuelo de que vendrás a visitarme, aunque ahora vivas lejos, eso no impedirá que siga encontrándome contigo de nuevo en las paradas de buses, o esperando que vengas a buscarme a mi casa, ni micho menos que deje de amarte.

06 marzo 2009

Durmamos juntos

Tu y yo...

Una noche, nos encontramos en nuestro lugar especial, y nos miramos a los ojos, note brotar de tu rostro una bella y cálida sonrisa, que hace hervir mi sangre y enrocejer mi rostro...


Tomaste suavemente mi mano, me acerque lentamente hacia ti, tomaste mi cintura y tiernamente me abrazaste... susurraste en mi oído dulces palabras de amor, justo en ese momento supe que estaríamos juntos para siempre.

Me arrecoste en tu pecho, sentía latir rápidamente tu corazón, y yo sé que tu podías sentir el mío, al igual que el tuyo, latir sin parar.

Que emoción estar a solas junto a ti, la persona que más amo, y más aún saber que solo viniste hasta aquí por mi y yo gustosamente espere a que tocaras mi puerta.

Acariciaste mi cabello, me sostuviste fuertemente, acercaste tu hermoso rostro y me besaste la frente, mi corazón cada vez más se aceleraba.

¡Como te quiero!
Dijiste emocionado y feliz...

Al fin los dos solos y sin preocupaciones, como nunca antes y después de tanto esperarlo (e imaginarlo)

Maravilloso...



Acostarnos en la cama, dormir juntos y despertar cuando el sol nos ilumine la cara y aún más verte, olerte y sentirte junto a mí...

¡Una felicidad que nunca antes había sentido!