18 enero 2010

Su aroma: Parte II



Decidí sentarme detrás de ella, mientras me dirigía a mi asiento, la miraba disimuladamente, en lo que la miraba, ella despegó su vista del libro y la fijo en mi, y para mi sorpresa me sonrió de nuevo y me pregunto:

-¿Estas mirandome  o viendo el libro?
-¡Me descubrió!, pense
-¡El libro!, estoy viendo el libro!- le respondí
-¿ Te gusta leer?, me pregunto.

Me sente en el asiento al lado de ella, para seguir hablando con ella.
-Depende del tip de lectura- le respondí

Sonó la campana, en seguida los demás compañeros  y el profesor ingresaron al salón, y para mi desgracia, dejamos de hablar, pero el profesor comenzó a hablar y no parecía dar señales de terminar.

Por más que intentaba ponerle atención al profesor, ella estaba justo a mi lado, su olor me hinoptizaba, con cada inhalación, su agradable aroma me hacía viajar a otro mundo, a desear confesarle cuanto me gusta, de tomarla de la mano, de jalarla junto a mi, abrazarla y sentir más su dulce aroma.

Como todos somos alumnos del instituto desde primer año, el profsor ni creyó necesario que cada uno se presentará

Sentí que me tocaban el brazo, voltee a donde estaba ella, ella extendíó su brazo y me dió una nota, acto que me dejo bastante sorprendido, no tenía ni idea de lo que podría haber escrito en ella, abrí la nota lentamente para que el prefesor no se diera cuenta, lo que la nota decía era:



Me sentí observado, levante la cabeza para asegurarme que el profesor no se hubiera dado cuenta, no, no se trataba de él, si no de la niña que estaba sentada junto a mi, a mi derecha, no le prestee atención, en seguida procedí a escribir la respuesta:



La volví a ver, y le dovolví el papel, ella con una sutileza sin igual, la abrió y la leyó, una pequeña sonrisa apareció en su rostro, tomó un boligrafo, y empezó a escribir, dobló el papel y me lo volvio a dar, esta vez decía:
 

Mi primera reacción fue reirme, pero tuve que concentrarme, para evitar problemas con el profesor, volví a escribir en el papel y se lo entregué.


Ella no  dudo mucho en responderme:
 

No podía creer lo que estaba leyendo, ¡me pidió ir solo con ella a la azotea!, la volví a ver, ella me miraba, yo asentí con la cabeza, doble el papel y lo guarde en el bolsillo de mi abrigo, ahora lo único que esperaba era que se terminara la clase, y el receso comenzará.

Los minutos y los segundos se hicieron eternos, así como las palabras que salían de la boca del profesor, se me hacían interminables. Conforme la lección iba acabandose, más nervioso me ponía, no podía dejar de pensar cual era la razón por la cual ella queria que nos vieramos a solas,  muchas ideas viajaban y vagaban por mis pensamientos, veía hacia todas direcciones en busca de una forma de calmarme, la miraba entre ojos, ella se encontraba tan tranquila, tan serena, prestandole toda su atención a la clase, asunto que estos momentos era imposible para mi.