29 mayo 2009

Hacia el oeste

Un día normal, común y corriente en el colegio, la única diferencia es que hoy me siento más triste y deprimida que los demás días.


Fui como siempre al lugar más solitario del colegio (que también es escuela y jardín de niños), usualmente a pensar y reflexionar sobre mi día y mi vida. Ese lugar era “casualmente” en un costado del jardín de niños, me senté viendo hacia el oeste, donde se encuentra la vieja iglesia y la casa del párroco.

Y ahí me encontraba, viendo hacia el oeste, como todos los días, sola y triste, extrañamente nadie parecía notar mi ausencia de las clases de la tarde, seguramente a ninguno de mis compañeros le importaba, a mi no me importaba perderme esas clases.

Pronto me perdí en mis propios pensamientos.


Recordaba como fue mi infancia y me entristecía, pensaba en como iba a ser mi futuro y me deprimía y así sin darme cuanta sentí una lágrima cayendo sobre mi mejilla, podía sentir el bochorno de la lluvia que se acercaba.

¿Qué va a ser de mí?
¿Por qué no puedo ser feliz?
¿Por qué parece que no le importo a nadie?
¿Alguna vez conoceré lo que es la paz interior?
Pensaba mientras miraba fijamente hacia el oeste, absorta en mis pensamientos, mi corazón cada vez me dolía más y me era cada vez más difícil contener mi llanto.

A lo lejos podía escuchar la lluvia donde se acercaba y mis esperanzas me abandonaban.

Tan pérdida estaba en mis pensamientos, que ignoraba totalmente a los niños que jugaban, reían y gritaban, tan cerca mío, pero para mi es como si estuvieran en otro mundo, uno completamente aparte al que yo pertenecía.

Tin, Tin, Ton…

Era la campana de la profesora llamando a los niños, ellos ruidosamente fueron entrando.

Con mi cabeza de lado, recostada sobre el muro, mirando como las nubes se volvían cada vez más oscuras…

La lluvia empezó a caer, con una suave llovizna, su olor me hizo recordar, lo que no debía recordar.

Mi pecho, en mi pecho, podía sentir un dolor intenso y profundo, un dolor ya común para mí.

No sé cuanto tiempo estive así, no sabía ni que hora era, solo sabia donde estaba, donde siempre, pero nadie sabía donde estaba (o al menos eso pensaba) y no me importaba,…, ¿o si?

Realmente me encontraba confundida, muy confundida…

Y solo trataba de salir de esa confusión, misión que pienso es imposible.

El tiempo seguía pasando, la lluvia seguía intensificándose.

Ya era hora de que los niños salieran, ya que podía escuchar a las madres hablando entre ellas, mientras esperaban el toque de la campana.

La lluvia paso a ser más que una simple llovizna…

De repente sentí que era observada, sentí una mirada sobre mí, volví a ver hacia mi izquierda y ella estaba ahí, una niña de unos seis años, me veía con una gran sonrisa, se acercó a mi y de la bolsa de su camisa sacó un dulce y me lo dio, lo que me sorprendió bastante, tome el dulce y la miré fijamente, tratando de entender que es lo que estaba pensando la niña.



-¡ Ami, Ami! – grito una voz, yo supuse que se trataba de la madre de la niña.

-¡OH!, aquí estas- dijo la madre de la niña aliviada.

Ella al verme, ahí sentada, con una triste expresión en mi rostro, se quedó mirándome, como si sintiera pena hacia mi, se quedo mirándome fijamente, la lluvia se intensifico y ella al darse cuanta de eso, tomó a la niña del brazo y se la llevo.

No le di más importancia a ese hecho.

Seguí pensando, sola en el mismo ligar, sentada, sintiendo la lluvia caer a mi alrededor, y como las gotas comenzaban a empaparme poco a poco conforme la lluvia se hacia cada vez más fuerte, restándole importancia a todo lo demás.

De repente en mi pecho sentí un ardor, uno como nunca antes había sentido, trataba de entender por que comencé a sentirme así, pero no podía, la lluvia ya alcanzaba a mojarme por completo, podía sentir mojándome cada vez más y ya empezaba a sentir frío.

Y de l nada, dejó de caer agua sobre mi, pero todavía veía la lluvia caer a mi alrededor, mire hacia arriba y ahí la vi, la madre de Ami, cubriéndome con un gran paraguas morado y con una enorme sonrisa en su rostro, se hinco hacia mi y me miro cara a cara.

-Una linda mujercita como tú no debería estar sola u triste debajo de esta lluvia torrencial- decía mientras con su mano izquierda acariciaba mi mejilla.

¡Esto es lo que sentía!, o más bien lo que presentía, pensaba mientras ella hizo algo que nadie había hecho en mucho tiempo:

¡Me abrazó!



Una sensación que ya había olvidado y que ya no podía recordar hace cuanto tiempo fue la última vez que me habían dado una y en el tiempo que duró ese extraño abrazo, mi mirada todavía estaba centrada hacia el oeste, donde podía ver un oscuro atardecer, pero me di cuenta que ese atardecer ya no era tan oscuro, había encontrado y sentido algo que me hizo ver una pequeña luz, que me iluminó el día…

Pero todavía sigo confundida.

01 mayo 2009

¿Cuál camino elegir?

Caminaba hacia el parque junto a mi novio, tomados de la mano, como siempre lo miraba como si fuera nuestra primera cita.


Nos dirigiamos a encontrarnoscon unos amigos al parque, al llegar nos sentamos en las bancas y empezamos a comer y hablar.

- Tenemos que irnos pronto- dijo mi amigo
- Si antes de que nos encuentren- dijo mi novio.

y así enpezamos nuestro viaje, que nos llevo a muchos lugares, conocidos y desconocidos.

Durante el viaje decidimos hospedarnos en un pequeño hotel, del que era dueña una tía de mi novio, para poder descansar.

Llegamos en la mañana, su tía nos recibio con una gran sonrisa, entramos y nos diriginos a nuestra habitación , la cual se encontraba en el último piso, ahí nos pudimos relajar un poco, comer como no pudimos durante el viaje, darnos un baño y hasta dormir con un poco de tranquilidad.


Antes del anochecer nos encontrabamos discutiendo cual era el mejor camino que debíamos tomar, cuando escuchamos que alguien se acercaba corriendo y de repente la puerta se abrió, se trataba de la tia de mi novia, muy agitada nos dijo:

-¡Tienen que irse ahora!

Sin perder tiempo nos dirigimos havia la ventana, la abrimos y subimos rápidamente por la escalera que daba hacia el tejado.

Mientras subía pude ver a varias personas que se acercaban a nuestra habitación.

Cuando ya estabamos todos en el tejado, surgió la pregunta ¿a donde ir?

Hacia el norte se encontraba una playa, lo que parecía un paraíso tropical y hacia el sur un desierto, inospito y desconocido.

Todos nos preguntabamos ¿a dónde ir?












¿Puede ser que la playa en realidad sea una ilusión y que el verdadero paraíso sea el desierto?

¿Qué escoger?

¿ A dónde ir?

¿Cuál camino tomar?